TANTRA, CON O SIN SEXO
De una forma u otra, con esas prácticas u otras vinculadas al llamado neotantrismo (la corriente desarrollada en occidente hace aproximadamente un siglo), se trata de alcanzar un estado de plenitud amorosa. Que el asunto evoluciona hacia un encuentro sexual, fenomenal. Que no es así, igual de provechoso.
Visto desde otro lugar, existen varios itinerarios para llegar al misterio del tantra: el que se basa en la meditación (se entiende que el más elevado) y los que se basan en rituales, sean de fuera de nuestro ser o internos.
Las primeras ciencias tántricas incluían teorías físicas sobre el espacio y el tiempo, matemáticas, alquimia, medicina o astronomía. No les faltaba de nada, oiga.
A raíz del tantrismo se introdujeron los conceptos de chakras o centros de energía.
NO HABLAMOS DE SEXO SINO AMOR
La meditación es uno de los elementos sagrados de la tradición tántrica. Es básico para mantener la energía amorosa. También representa una forma física de comunicación. El acto sexual, sin embargo, no debería ser ni el objetivo, ni la expectativa de este principio meditativo.
Para practicar esta meditación, se adopta la postura fortalecedora, tumbándose sobre el lado izquierdo para que fluya la energía y con la persona de dentro dándole la espalda al de fuera. Lo que viene siendo la cucharita de toda la vida, pero a nivel elevado. Se trata de buscar una conjunción física armoniosa. El amor en su concepción tántrica implica una comunicación consciente.
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